Oportunidades en la transición energética

Oportunidades en la transición energética
Análisis de distintos actores concuerdan que el gas natural podría representar un puntal en la transición energética que vive Chile tras el retiro de las centrales a carbón. Pero hoy el rubro enfrenta problemas, como la discusión por el “gas inflexible”.

Luego de un 2019 sin precedentes, el 2020 vio una reducción de las importaciones de Gas Natural licuado (GNL) del 20% en América Latina y el Caribe, lo que llevó a que el mercado solo creciera 1% frente al 2019. Pero en lo que va de este 2021 se retomó la dinámica y los proyectos están renaciendo.

Chile, por cierto, no es la excepción frente al crecimiento de esta fuente de generación, la cual se ha insertado a paso firme, aunque paulatino, en la matriz energética nacional. Su participación en los años 2019 y 2020, de hecho, fue de un 18,3% y 17,6% de la generación total del sistema.

Desde la Asociación de Gas Natural (AGN) comparten estos datos y agregan que las inversiones realizadas en infraestructura de gasoductos, redes de distribución y terminales de regasificación en los últimos 30 años en el país, por más de MMUS$12.000, sitúan al gas natural como pieza fundamental dentro de la matriz energética, además de ser un motor de desarrollo sostenible.

Este último aspecto cobra relevancia, porque el gas natural podría transformarse en un puntal en la transición energética que vive Chile, planteándose directamente como una alternativa al uso del carbón en el Sistema Eléctrico Nacional (SEN), aprovechando el proceso de descarbonización.

En opinión de Andrés Romero, director de Valgesta Nueva Energía, a futuro y producto del plan de cierre de las plantas a carbón, se espera que la participación de esta alternativa energética se acerque e incluso, supere el 25% en la matriz.

Por su parte, desde la AGN sostienen que actualmente el SEN cuenta con cerca de 5.000 MW en capacidad instalada de centrales a GN (ciclos combinados y abiertos), lo que constituye una importante reserva que reemplazará el cierre de centrales a carbón prevista para los próximos años.

En el estudio ‘El Rol del Gas Natural en la Transición Energética: Chile 2020-2050’, lanzado recientemente y el cual fue realizado por Klaus Schmidt-Hebbel y Quiroz & Asociados, se evalúa el panorama actual del GN y sus potencialidades hacia el futuro.

Entre sus conclusiones se establece que el reemplazo de carbón por gas natural permitiría reducir en un 50% las emisiones de CO2 por cada MWh de energía que genera el sistema.

‘Con esta sustitución, el sector eléctrico en su conjunto contribuiría a resolver un 68% de la brecha que separa a Chile de la meta de emisiones al 2030’, señala el texto.

COMPLEMENTARIEDAD CON LAS ERNC

En el último tiempo también se ha analizado la complementariedad del GNL con las energías renovables.

Al respecto, el presidente ejecutivo de AGN, Carlos Cortés, destaca que como recurso el gas natural es el compañero ideal de las energías renovables variables (ERV), las que por su naturaleza intermitente requieren un complemento que asegure la continuidad del sistema.

‘Asimismo, el GN es un recurso abundante y competitivo en la región, especialmente en el nuevo escenario de desarrollo de los recursos no convencionales de Vaca Muerta en Argentina’, plantea el ejecutivo.

El director de Valgesta Nueva Energía coincide con este punto de vista, relevando que dado que el perfil de generación de las ERNC no es de 24 horas, otras tecnologías deben complementar la disminución del aporte de energía que implica una reducción del viento o el ocaso del sol. En este sentido, el líder de la consultora asegura que el GNL, al igual que otras tecnologías como la hidroelectricidad, la concentración solar de potencia y otros sistemas de almacenamiento, son un complemento indispensable para tomar las rampas de subida y bajada de energía que requiere atender la demanda instantánea del sistema eléctrico.

‘No obstante, no se visualiza que en los próximos años se vayan a construir nuevas centrales en base a gas natural, pero se estima que dada la creciente entrada de energía renovable variable, mayor será la participación del GNL. Por ello, es fundamental dar las señales económicas necesarias para que nuestro parque de ciclos combinados se adapte y pueda responder de manera aún más flexible a la variabilidad de las renovables’, dice Andrés Romero, quien añade que esta fuente se posiciona como un energético de transición en el proceso de llevar a cero las emisiones de la matriz.

Dado este escenario, las proyecciones de actores del rubro apuntan a asignarle un mayor rol a este combustible.

No solo eso. Además, se argumenta que la discusión regulatoria debiese estar tomando en consideración los distintos aspectos para hacer un correcto diseño de mercado.

DISCUSIÓN POR EL ‘GAS INFLEXIBLE’

Pese a las proyecciones positivas que se han delineado para el GNL, desde hace un tiempo que en la industria eléctrica se ha venido presentando un problema que tiene enfrentados a generadoras eléctricas renovables y convencionales.

El foco de conflicto es el uso del denominado ‘gas inflexible’, y que corresponde a gas natural para generación eléctrica que no se puede almacenar y que, por lo tanto, debe utilizarse para la producción de electricidad, o de lo contrario, se vierte.

Esta práctica, que se debe a la falta de capacidad de almacenamiento del gas, está generando -acusan expertos y empresas renovables- ciertas distorsiones en el mercado, ya que quitan espacio a las centrales eólicas y solares en el sistema eléctrico.

Ello, pues según señala la normativa, si una central generadora térmica utiliza GNL inflexible entra en primera prioridad, junto a las otras centrales generadoras que tienen costo variable cero, como lo son la eólica o solar. De esta forma, en algunas condiciones operacionales podría presentarse una disminución en los costos marginales de energía en el corto plazo.

‘Si bien el menor costo en la generación podría considerarse como positivo, algunos actores asociados a las energías renovables han señalado que esto afecta sus ingresos por venta de energía. Otro efecto de la normativa es que eventualmente el gas declarado inflexible podría desplazar generación solar o eólica. Esto es algo que debe evitarse, ya que el rol del GN es potenciar a las energías renovables y no desplazarlas’, señala Carlos Cortés.

En este contexto, algunos actores han planteado la necesidad de cambiar la actual normativa. Tomando en cuenta esta discusión, en Valgesta Nueva Energía realizaron un estudio sobre la materia con el objeto de entregar elementos técnicos para el debate.

‘Analizando la operación real de los dos últimos años del sistema, más bien lo que observamos es que son las restricciones de transmisión las que generan desacoples de precios y vertimiento de energía. Lo que más nos preocupa es que al hacer una proyección de los efectos de la norma propuesta por la CNE -que modifica la actual norma técnica para GN regasificado-, el efecto será que se producirá energía con menos GNL y aumentará la participación en el uso del diésel, lo que implicaría un alza considerable de los costos marginales del sistema, encareciéndolo fuertemente’, argumentó Andrés Romero a Revista NME.

Refiriéndose a este tema, el presidente ejecutivo de AGN destaca que la propuesta de la CNE se basa en reconocer la necesidad del sistema eléctrico de contar con generación a gas, sobre todo ante un escenario de descarbonización y la realidad práctica de que ese gas está sujeto a inflexibilidades.

Fuente: Nueva Minería y Energía