Calefacción doméstica: gas natural es más económico que la electricidad en espacios sobre 40m2

En un nuevo esfuerzo por transparentar y aportar al mercado para que los consumidores tomen decisiones de compra más informadas, la industria distribuidora de gas natural –representada en AGN– encargó un estudio teórico a DICTUC, filial de la Pontificia Universidad Católica de Chile, cuyo objetivo central fue comparar el costo de calefaccionar una vivienda usando artefactos a electricidad y a gas natural, además de algunas variables de desempeño térmico bajo condiciones específicas, y la huella de carbono.

“Este estudio fue motivado por la escasa información disponible en el mercado de la calefacción, situación que muchas veces lleva a los consumidores a tomar decisiones de compra porque alguien les recomendó un determinado artefacto, asegurándole que éste funciona bien y gasta poco, sin considerar las distintas variables que inciden en el resultado final para cada caso”, explicó el director ejecutivo de la Asociación de Distribuidores de Gas Natural, Carlos Cortés Simón.

El estudio reveló que para alcanzar 20°C (considerada la temperatura de confort) en un espacio de 40m2 y superior, un artefacto a gas natural de 3000W de potencia podría permitir ahorros desde un 9% hasta un 50% (dependiendo del tramo de consumo de gas natural mensual que tenga el hogar), en comparación con uno a energía eléctrica de 2000W.

“El uso de artefactos a gas natural puede llegar a ser más económico que la electricidad, en la medida que el espacio y la demanda de calefacción sean mayores”, afirmó el subgerente de la Unidad Energía Sustentable de DICTUC, Fabián Hormazábal, aclarando que “en superficies sobre 40m2 el nivel de consumo o gasto energético por lo general es más elevado, lo que permite acceder a una tarifa de gas natural más competitiva”. El profesional encargado del estudio agregó que “debido a que las potencias de los artefactos a gas natural son mayores –en general van desde los 3000 a los 5000W–, son más recomendados para espacios más amplios (por ejemplo, sobre los 40m2). En tanto la potencia de las estufas eléctricas disponibles en el mercado son menores (generalmente desde los 1000 a los 2000W), por lo que serían más apropiadas para calefaccionar espacios de menor tamaño”.

El director ejecutivo de AGN destacó que “en los catálogos del retail normalmente se indica que una estufa sirve para calefaccionar determinados metros cuadrados, sin especificar bajo qué condiciones; es decir, no se entrega información precisa ni certificación que la avale, lo que es incorrecto y puede inducir a error”. A modo de ejemplo, afirmó que del estudio se desprende que –cumpliéndose todos los supuestos del modelo teórico empleado–, “no sería posible que una estufa eléctrica de 2000W calefaccione con niveles aceptables de confort en espacios sobre los 60m2, como en ocasiones se indica”.

“Al igual como lo planteamos con el etiquetado voluntario de emisiones de estufas de gas natural, lanzado hace dos años, buscamos fomentar entre la población la importancia de informarse antes de decidir una compra. De esta forma, nuevamente nuestra industria se adelanta a las necesidades de consumidores cada vez más exigentes, contribuyendo a una toma de decisiones informada”, señaló Carlos Cortés Simón.

Cabe destacar que en lo que respecta a la emisión de gases efecto invernadero asociada al uso de artefactos de calefacción, el estudio demostró que –en todos los casos de superficie– el gas natural produce una menor huella de carbono que la electricidad: de hasta un 45% menos, dependiendo del caso. Esto, porque el gas natural tiene un menor factor de emisión que la electricidad en Chile.

El estudio

El estudio consideró mediciones experimentales de 13 artefactos de calefacción nuevos, eléctricos y a gas natural (escogidos en base a la oferta disponible en los principales canales del retail), en una cámara de ensayos de 27m2 con 21 sensores en su interior. Estas mediciones en laboratorio se complementaron con un modelo térmico teórico simplificado que se utilizó para estimar, comparativamente, costos de calentamiento, mantención de temperatura y huella de carbono al usar un artefacto de calefacción en un recinto hipotético con tamaño variable (10, 20, 40, 60 y 80 metros cuadrados), bajo condiciones térmicas fijas.